La osadía de vivir




Cuando me poblé de apátridas sin equipaje
la cordura empezó a zigzaguear por hiedras dudosas
quise resplandecer a la sombra de un junco
más la percusión hizo vibrar hasta las pestañas.

Cuando aparté el peso cada vez más distante y asfixiante
me encontré solamente con lo puesto
y en la simplicidad de ver lo que parece engorroso
pude encarar lo vívido de ser un souvenir más.

Acaricio la calidez de la plenitud en soledad
proceso de metamorfosis que juega con el azar
tirando dados, avanzando y retrocediendo casilleros, sacando cartas
renovando día tras día la osadía de vivir.