Inaudible ración de un grito estridente
sinfonía acongojada de la eterna función
anuncio libertad para oprimirme en esclavitud
es que nadie me enseñó la música
la teoría no alcanza a la práctica
sólo es la Enciclopedia neurótica del sinfín indignado.
Las palabras fluyen acopladas a la historia popular
esa que todos cuentan por al mitad
el resto es hermético a la superficialidad material.
No creo lo que veo para mucho menos creer en lo que siento
como el engaño de ese amanecer espolvoreado
rayo de sol que me atraviesa
me ilusiona para dejarme en la penumbra absoluta
velo de la ignorancia o la arrogancia
indistinto
al final la naturaleza triunfa
y nos reducimos a lo mismo
polvo